Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito "¡Todo!", y el eco dice "¡Nada!".
Grito "¡Nada!", y ele co dice "¡Todo!".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, deespués de todo,
después de tanto todo para nada.
José Hierro, Cuaderno de Nueva York
2 comentarios:
¡Qué poema! Sencillamente perfecto. Leer poemas como éste de José Hierro le hace a uno comprender que por muchas poesías que escriba, jamás llegaré a alcanzar a Hierro, a Miguel Hernández, a Lorca, a Neruda, a tantos otros...pero aún así, lo seguiré intentando.
No hay porque parecerse a nadie, también podemos ser originales, no? ;p Aunque creo que si leemos muchos de estos (poemas buenos) a lo mejor aprendemos algo y además de originales conseguimos ser.. menos malos...
Publicar un comentario