Aquel día fuimos a comer frente al mar. Extendimos una manta a cuadros azules y rojos sobre la hierba verde y me acomodé apoyando mi cabeza sobre tu regazo. Tú me relataste historias protagonizadas por las nubes, que empujadas por el viento adquirían inimaginables formas. Luego, contamos gaviotas que graznaban alborotadas por toda la costa. Y de repente algo nos debió de sentar mal porque las mariposas que habíamos comido empezaron a revolotear dentro de nuestro estómago hasta que emprendimos vuelo junto a aquellas gaviotas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario